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25 Los hombres de Dan le dijeron:

—¡Ten cuidado con lo que dices! Por aquí hay unos hombres de mal genio que podrían enojarse y matarte a ti y a tu familia.

26 Así que los hombres de Dan siguieron su camino. Cuando Micaía vio que eran demasiados para atacarlos, dio la vuelta y regresó a su casa.

27 Luego los hombres de Dan, con los ídolos de Micaía y su sacerdote, llegaron a la ciudad de Lais, donde los habitantes eran pacíficos y vivían seguros. Entonces los atacaron con espadas y quemaron la ciudad hasta reducirla a cenizas.

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